Editorial Movilidad

La movilidad en el barrio Prado

Por: Luz Miriam Arango & Mónica Durán (habitantes del barrio)

En Prado se tomaron el espacio público

Hace un buen tiempo, unas tres o cuatro décadas, en este barrio solíamos caminar a paso lento mientras respirábamos aire fresco y contemplábamos los arboles verdes y los bellos jardines que bordeaban las casas. Los niños y los jóvenes eran los protagonistas de la calle, jugando futbol, montando en bicicleta y asistiendo a los eventos familiares. Todos nos conocíamos, todos los vecinos éramos en esencia, muy buenos amigos.

Reconocíamos al lechero, a las lavanderas, al vendedor de flores con su canasto en la espalda y a la mujer con su caja de panes, pasteles y rollos sobre la cabeza. Pero con el incremento de la población todo cambió; y entre esos cambios la movilidad es tal vez una de las más evidentes transformaciones que hemos experimentado como habitantes del sector. Las familias que llegaron a habitar el barrio construyeron sus casas con garajes amplios para guardar sus carros. El transporte público atravesaba la carrera 50 –Palacé-. El rey de esta vía era el bus de Campo Valdés, que avanzaba exhibiendo en gran tamaño el aviso “PRADO BRASILIA; y no es que el barrio se llamara así, sino que esta ruta llegaba hasta el sector de Brasilia, conocido como la zona de los colegios, cerca de Campo Valdés. Y sus pasajeros comentaban mientras divisaban el barrio a través de las ventanas del bus, que este era PRADO RICO; un sector que también desde entonces era atravesado por los buses de Circular que nos llevaban de un lado a otro, siempre a gran velocidad.

Con el pasar de los años, la Comuna Nororiental también sufrió cambios notables, muchos emigrantes de los pueblos antioqueños por cuenta del conflicto o porque anhelaban volverse citadinos construyeron allí sus casas, el origen de barrios como Santo Domingo y de innumerables sectores que le pusieron apellido a Manrique: La Salle, Guadalupe, Gaitán, Las Esmeraldas, Santa Cecilia, Carambolas; por nombrar algunos. Así, el otrora Prado de los ricos se convirtió en el paso obligado desde y hasta la Comuna Nororiental, la vía que recorrían una y otra vez los buses de Campo Valdés y Circular, como ya se dijo, además de los de Manrique, Coopetransa, Santo Domingo e incluso, hasta los buses de Bello llegaron a pasar por la carrera 50 A – Balboa-

En la actualidad se ha construido una gran cantidad de edificios, algunos sin parqueaderos, el destino que muchos le han puesto a nuestras calles; algo que crece día a día a raíz de la oleada de IPS, diversas clínicas y templos que se multiplican sin parar. Durante el día circulan muchas personas que bajan y suben rumbo a sus casas situadas dentro y fuera del barrio. Estos transeúntes se ven en Dificultades para caminar por la gran cantidad de carros parqueados a lado y lado de la vía. Por ejemplo, en la carrera 46 -San Martin- donde algunas aceras están en desnivel con relación a la calle, lo cual dificulta los recorridos aún más

Hoy por hoy, los diversos usos del suelo en Prado carecen de un control eficaz, lo cual altera la vida barrial y va en detrimento de la condición de barrio patrimonial ante la presencia masiva de habitantes de calle y el creciente e incontrolado número de inquilinatos; así las cosas, es muy fácil entender por qué en un barrio tan arborizado y atravesado por amplias calles no corran y corran los niños como antes; pero peor aún, que los vecinos nos conozcamos cada vez menos.

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